Primero se idealiza en un estado que hace segregar sustancias químicas que generan placer. Luego viene la aceptación, ver al otro de forma más realista.
El amor no es una ciencia exacta, pero tampoco un misterio. Existen motivos racionales para que uno sienta «mariposas en el estómago» o «vuele por las nubes». Dos personas se atraen porque hay una estructura inconsciente que los une, que puede estar relacionada con su historia familiar o vivencias individuales, señala la psicóloga social Marina Altmann, también psicoanalista. Y agrega que no siempre los sentimientos intensos hacia el otro definen el enamoramiento. «Éste es un estado de exaltación del espíritu en el que no hay distinción entre uno y la otra persona», indica Alt-mann.
Sería algo así como una etapa de «locura» transitoria que ciega a la pareja y la lleva a modificar su manera de actuar e incluso pensar, dice la psicóloga Alicia González, integrante de la Asociación Uruguaya de Configuraciones Vinculares. E indica: «se vive todo el día pendiente del otro, y de manera embobada».
En el enamoramiento uno proyecta en su media naranja sólo las cosas agradables y positivas. Se la idealiza sin conocerla del todo porque ese estado hace segregar sustancias químicas parecidas a las anfetaminas, que generan placer en el organismo, explica el psicólogo Álvaro Alcuri.
Tal sensación permanece intacta hasta que se conoce bien al otro, dice el experto, lo cual puede llevar semanas o meses. Todo dependerá de la intensidad con la que se viva la relación, aclara.
«El enamoramiento es el paso previo al amor. Aquí es cuando se empieza a aceptar a la otra persona de manera más realista y salen a luz características que a uno no lo seducen tanto como antes», indica Altmann.
Según ella, tal etapa es una de las más «constructivas» y lindas» porque los sentimientos se profundizan.
La pareja ya no vive todo el tiempo pegada porque la relación adquirió mayor madurez, señala la psicoanalista. «Ellos comienzan a sentir la necesidad de redescubrir se», acota.
De la misma opinión es el psicólogo Alcuri, quien agrega que cuando uno estableció el vínculo percibe al otro más equilibradamente, por lo cual no se engaña con príncipes azules o hadas.
«El verdadero amor es aquel en el que las personas se aceptan tal como son», acota la psicóloga González. Y aconseja que para mantener el entusiasmo en una relación hay que bajar a la pareja del pedestal, y asumir que tiene defectos y virtudes, como todos.
¿mejor si hay pasión? Según un reciente estudio de la Universidad Stony Brook de Nueva York, las parejas que prolongan el deseo sexual a lo largo del tiempo suelen ser más felices. También se sugiere que, quienes llevan más tiempo juntos sortean mejor las discusiones o diferencias diarias.
Sin embargo, los expertos de estos lares no comparten esas teorías. «Hay quienes tienen distinto concepto del amor y no le dan tanto valor al sexo o la pasión», justifica González, aunque aclara que el contacto íntimo en una pareja siempre es importante porque es lo que la diferencia de la amistad.
De ahí que la experta sugiera mantener el deseo sexual procurando generar las situaciones y los espacios adecuados.
Álvaro Alcuri, por su parte, no cree que los novios o esposos que duerman más años juntos lleven una mejor relación. De hecho, revela que hay veces que el vínculo entre ellos está desgastado y no se separan por inseguridad, temor o comodidad.
Altmann coincide, y considera que se sobrellevan mejor las diferencias cuando la pareja tiene un compromiso sólido, es decir, cuando proyecta un futuro de familia en común o cuando es capaz de dialogar sobre las cosas que le molestan del otro. «Esto último es fundamental para reforzar los vínculos», sugiere la psicoanalista.
De todos modos, los expertos señalan que es normal que luego de varios años de relación aparezcan peleas o diferencias. «Habría que preocuparse si eso no sucediera», indica González.
Con las crisis y/o decepciones, las parejas maduran porque tienen la posibilidad de revitalizar los vínculos y reenamorarse, asegura la especialista.
Flechazo. Ahora bien, ¿el amor a primera vista existe o sólo es cosa de dibujos animados y películas? La psicóloga social Altmann afirma que sí y lo explica: «Hay sentidos que están más desarrollados en unos que en otros (como la vista o el tacto) que hacen que cuando una persona se nos acerque nos ruboricemos, ya sea a través de una mirada, un abrazo o un simple roce», explica la experta.
Pero eso dependerá de cómo los padres hayan criado al individuo de pequeño, indica Altmann, es decir, la manera en que se vincularon con su cuerpo: si con muchas o pocas caricias, por ejemplo.
El flechazo -según lo define Alcuri- es como una suerte de enamoramiento que puede prolongarse hasta la etapa del amor, pero lo asocia más con la juventud.»Quizá porque un mayor adquiere una madurez que no lo lleva a idealizar tanto a la otra persona cuando recién la conoce», analiza el terapeuta de pareja.
Y agrega que, según su experiencia, no se enamora igual un individuo de 14 que uno de 50. «Al primero le importa más proyectar al mundo su necesidad de generar atracción, que consolidar una relación», reflexiona, aunque aclara que siempre hay excepciones.
A cualquier edad aparece el flechazo, según las impresiones de Alicia González, pero considera que la persona no por eso se enamora del mismo. «Las relaciones de pareja pueden nacer por el simple hecho de tener gustos comunes u opuestos (eso varía según la persona) o por una atracción intelectual», concluye la experta.
«Al principio uno solamente proyecta las cosas agradables y positivas de la pareja».
Para preguntarse
Sensaciones muy disímiles
En el libro No te obsesiones con el amor, la escritora Susan Forward apunta varios ítems para saber si uno está enamorado. Define el amor como «un cúmulo agradable de sensaciones, un cosquillear en el estómago», entre una serie de síntomas, algunos de los cuales son:
No dejas de pensar en la otra persona; cada día piensas en la otra persona más que en tí mismo. Quieres lo mejor para él o ella en todas sus actividades. Ante los problemas buscas su ayuda, protección, y aprecias su consejo. Puedes pensar que le quieres, aunque también que no estás enamorado/a. Te atrae físicamente. Te gustan sus opiniones, hablar con él o ella, hacerlo/a reír.
La autora señala cuándo una persona está obsesionada, y dice que más vale alejarse de él/ella: si no para de perseguirte, siente celos de cualquier bicho viviente, se pelea por cualquier motivo, no tiene control sobre sus emociones, no respeta tu intimidad, se aparece de forma inesperada en los lugares más raros, entre otros.
Románticos perduran, obsesivos no
«Aprovecha ese cosquilleo porque sólo dura unos meses», le dice una amiga a otra. La frase (ficticia) demuestra lo que la mayoría de las personas piensan: que la pasión tiene corto plazo. Un equipo de la Stony Book University de New York, liderado por la doctora Bianca Acevedo, «se propuso determinar si la esperanza de tener una pasión duradera es una utopía o si, por el contrario, es posible mantener intacta la intensidad en los sentimientos, el compromiso de uno con otro, y el deseo sexual (que son los factores que hombres y mujeres pretenden conservar en el tiempo), según la investigación, que publica la web Pro-Salud News. «Cuando se trata de sentimientos `obsesivos` o que tienen más que ver con necesidades de cada uno, el tiempo es un factor que contribuye a que se desvanezcan (esos factores). Por el contrario, cuando la relación se constituye desde el romanticismo y el amor, perduran», explicó la doctora Acevedo, en la publicación Review of General Psychology.
El director del Brain Center, el psiquiatra Eduardo Kalina, dijo a Pro-Salud que «determinado componentes químicos actúan a nivel del cerebro y contribuyen o no al mantenimiento de sentimientos o emociones. A medida que pasan los años, la relación de pareja va incorporando otros elementos como amistad o compañerismo que, si el hombre y la mujer son felices, son positivos. Por el contrario, si los `nexos` son otros, cuando la pasión se va muchas veces la relación se torna insostenible».
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